holocausto


El nazismo y el holocausto de los animales

Theodoro Adorno, un filósofo judío alemán, exiliado por los nazis, no pudo haberlo dicho mejor: «Auschwitz comienza siempre que alguien mira un matadero y piensa: son sólo animales». El camino al holocausto judío fue labrado gracias a nuestro tratamiento hacia los animales.

Hay que ser conscientes de las implicaciones de ésta frase. Es muy sencillo, los nazis no tuvieron ningún remordimiento o cuestionamiento moral ante la «solución final» aplicada sobre los judíos simplemente porque para los nazis los judíos eran animales (en muchos casos se referían a los judíos como algo menos que animal).

A continuación se presenta un resumen de cómo nuestro trato hacia los animales puede llevar a la explotación y muerte masiva de personas:

  • LA DOMESTICACION: La llamada domesticación, o mejor, esclavitud de los animales «de granja» simplemente sirvió como modelo para la esclavitud humana, donde aquellos humanos «subnormales», los que merecían ser tratados como animales, también eran utilizados, «domesticados».
  • LA VILIFICACION: Es muy común referirse al «enemigo» o al «indeseable» como un animal. En Colombia es muy común llamar «perro» a este tipo de personas, y esto sólamente refleja la concepción que tenemos que los animales son seres inferiores, es decir la creencia que el hombre es la especie superior. En toda la literatura anti semita se pueden ver estas comparaciones, vilificando los judíos como «cerdos» o «menos que animales».
  • LA GENETICA: Una práctica común en la explotación de los animales es que siempre se busca resaltar aquellas características «favorables» con un manejo de la genética (eugenesia) y hacer desaparecer aquellas «indeseables», todo bajo cruces selectivos, inseminación artificial, etc. Es así cómo programas de esterilización masiva y programas de eutanasia unilateral fueron forzados sobre comunidades negras, judías, latinas y sobre toda aquella raza «inferior» las cuales deberían desaparecer (incluyendo la matanza de niños y personas con enfermedades mentales). Los pioneros de ésta pseudociencia aplicada al ser humano fueron estadounidenses (muchos de los cuales venían de dirigir industrias cárnicas y de crianza de animales de engorde), estos estadounidenses «inspiraron» a los nazis alemanes a tal punto que muchos de ellos fueron «galardonados» con grados universitarios honorables.
  • LA MATANZA INDUSTRIALIZADA: Un dirigente nazi (del cual no me acuerdo el nombre) lo expuso de una forma muy sencilla: «Auschwitz es el matadero más grande del mundo». La matanza industrializada de animales comenzó en Estados Unidos, donde se creó la línea de procesamiento, que sube la eficiencia del proceso (matanzas por hora), misma línea de procesamiento que «inspiró» a Henry Ford a crear la línea de ensamble (bastante popular ahora, ah y Ford también era anti semita, el único nombrado con nombre propio en el libro Mi lucha, de Hitler). La eficacia de la matanza depende de la forma como se procesa la materia prima (el desangre en los animales, la cámara de gas en los judíos). La línea de procesamiento no se detiene por nada, el objetivo de la planta es matar tanta materia prima (seres vivos) como sea posible.
  • MATANZA HUMANITARIA?: Por mucho que las personas crean que aquellos a los que exterminan son inferiores, siempre aparecen cuestionamientos morales que pueden retrasar el proceso. La matanza humanitaria, aquella que predica morir sin dolor o sufrimiento, no existe para aliviar la situación de la víctima (ella igual muere) sino para aliviar la mente del perpetrador de la matanza. Así es que se impuso el choque eléctrico a los animales, y la cámara de gas a los judíos.

Estas son algunas de las muchas similitudes entre el holocausto judío y el holocausto de los animales, muchos creen que las granjas industriales son la extensión de un campo de concentración aplicada a los animales, pero la verdad es que la situación es inversa. Si el tratamiento hacia los animales por parte del hombre no fuera tiránico muchas de éstas formas de violencia (esclavitud, genocidio, etc.) a lo mejor no existirían.

Termino con esta frase: «Nuestros nietos algún día nos preguntarán: ¿Dónde estabas durante el Holocausto de los animales? ¿Qué hiciste en contra de estos crímenes horribles? No podremos dar la misma excusa por segunda vez, que no sabíamos.» – Helmut Kaplan

REFERENCIA:
«Eternal Treblinka» de Charles Patterson. Lantern Books. 2002. www.lanternbooks.com